miércoles, 5 de agosto de 2009

Macro estúpidos

Hoy fui a cobrar en uno de esos bancos céntricos, socios de José Jorge y demás. Cobro por cajero humano, como ya conté, por no tener DNI. Me levanté temprano y de buen humor, como siempre que es día de pago. Pero después...
Al llegar, te hacen formar como a ganado. Y luego... otra fila a lo indio. Pero son cosas que una se banca, porque por plata baila el mono. El asunto es que al llegar mi turno, paso, saludo bien y estiro mi tirilla y la cédula federal. El pierna que atiende que mira con su mejor cara de ojete y la peor de sus voluntades. Me dice que no me va a pagar, porque sólo pueden pagar con DNI (que, por cierto, está en trámite hace más de un año). Le digo que no, que siempre presento la cédula y la tirilla y que así me pagan. Pero no, señala un cartelito para no repetir. Me levanta el tono. Me trata como el traste. Y que no, que nos están filmando, que no te voy a pagar, que son las reglas, que vos fijate qué hacés. Pero señor, qué quiere que haga, si no tengo DNI y no tengo tarjeta de débito y por eso cobro por cajero. No, no se puede, fijate qué hacés. Más sí, perdete, que tenga un pésimo día.
Agarré mis papeluchos y subí corriendo las escaleras que van al primer piso. Me formé muy india, otra vez. Llegó mi turno. Estiré mi identidad por debajo del mostrador. ¿Va a retirar todo? Sí, por favor. Firma, aclaración y número de documento, por favor. Acá tiene, muchas gracias, que tenga un buen día. Usted también.
Bajé corriendo. Busqué al infeliz del cajero anterior. De lejos, le pedí al cielo con toda mi alma que le salieran hemorroides para que su cara y su voluntad estén justificadas ¡Estúpido!